Cuando pensamos en un hippie nos viene a la cabeza la imagen de un hombre con barba y pelo largo, en el caso de una mujer, la visualizamos con una gran melena que le llega hasta la cintura. En la cultura en la que se desenvolvían estos personajes, las “greñas” eran consideradas algo anti-higiénico y ofensivo para las personas “elegantes” que cuidaban su aspecto. En el pelo a menudo lucían cintas a media frente y numeroso símbolos pacifistas. Sus ropas eran de colores brillantes o desteñidas, chalecos indios y ropas de cuero de las que a menudo colgaban flecos, camisas repletas de flores, pantalones de campana y faldas hasta los pies. Muchos de ellos se tejían su propia ropa, como protesta hacia la sociedad consumista. Las mujeres se revelaron contra los sujetadores y se deshicieron de ellos, como un símbolo de libertad y de triunfo contra la opresión machista. Por la misma razón, algunas de ellas dejaron de depilarse piernas y axilas. Reivindicaron el derecho a sentir placer con el único fin de disfrutar de las relaciones sexuales (amor libre), rechazando las restricciones de la sociedad que la educaban para limitarse a tener hijos.
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